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Cuando han pasado más de tres meses desde la inauguración de la apertura y prolongación de la calle San Jordi, por cierto, una obra que ha costado más de un millón de euros, pocos siguen siendo los vehículos que salen de Paiporta por esta calle. Y todo tiene una explicación. En este caso, el gobierno de Ibor y mas concretamente su edil de urbanismo, Isabel Chisbert, no calculo nada bien cual iba a ser el resultado final de la obra, que ha sido una verdadera y autentica chapuza. Al final de la calle San Jordi se produce un giro a la izquierda en ángulo recto hacia la Avenida de la Independencia que por su ancho solo pueden realizar el giro sin problemas los vehículos mas pequeños, mientras que furgonetas y camiones pequeños en muchos casos tienen que subir por la acera, que por cierto, lógicamente ya tiene bastantes desperfectos. Es cierto, que la zona ha mejorado algo en su conjunto, pero el precio pagado es absolutamente desproporcional con el rendimiento obtenido, ha sido una pésima gestión de los recursos económicos. Aquí, los únicos beneficiados por fortuna para ellos, son los propietarios de las naves que se encontraban abandonadas y sin posibilidad alguna de futuro, que ahora ya lo tienen asegurado.
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